Los fundadores del tango y sus obras
Por Néstor Orlando
Determinar la fecha precisa del nacimiento del tango cómo afirmar en
qué barrio de Buenos Aires le dio vida es prácticamente imposible dado el
carácter multifacético que adquirió la sociedad porteña tras el derrocamiento de Rosas.
Los asentamientos, tanto de gauchos como de negros, relegados de los cambios
que se disponían emprender las clases altas y medias, a imagen y semejanza de
las burguesías que habitaban las capitales europeas donde se afincaba el
expansionismo capitalista, las llevó a imaginar un país distinto. Que
dispusiera de la cultura y el trabajo de los europeos como sustitutiva mano de
obra idónea ante lo que consideraban la “holgazanería”
y pendencieros comportamientos de nuestros gauchos, aborígenes y negros. Confinados
a los arrabales de la ciudad entrelazan costumbres y ritmos en una especie de
amalgama de nuevas sonoridades a partir del incipiente ordenamiento urbano. La
incorporación de un tercero, externo, que aporta nuevos instrumentos con otras
sonoridades que irá permitiendo cierto refinamiento melódico y compositivo
completará la escena. El inmigrante, al poco tiempo aportará una variable
desconocida en estas playas: el conflicto social. De modo que, también, pasará
a ser observado como un elemento disolvente, cuando no se encuadre dentro del
orden constituido. De todas formas, será el gran factor transformador hacia la instalación de una
sociedad burguesa en el país, desplegado en todos los planos de la sociedad
argentina, a partir de mediados del siglo XIX.
Ubicamos los primeros años del tango como los posteriores al
fin del gobierno de Rosas, especialmente a partir de 1860, donde se comienzan a
desplegar, por organismos estatales, políticas de estímulo inmigratorio hacia
estas playas en las principales ciudades de Europa. El arribo de esos
inmigrantes, pioneros de los que llegarán durante el período 1860/1910, todavía
podrán aspirar a desarrollarse en el campo. Es así como observamos a varios cultores
del tango que sus nacimientos datan de ciudades del interior de la provincia de
Buenos Aires donde se instalaron sus padres, lo que les permitirá crecer en medio de las milongas camperas y,
además, mezclarse con los estilos y sonoridades que sus mayores portaban de
sus regiones de origen. Por caso, Raimundo Orlando, payador de la provincia de
Buenos Aires que complementaba con su profesión de platero. Hijo de inmigrantes
llegados hacia 1870 de Italia, se instalaron inicialmente en Benito Juárez y
posteriormente en la capital. Un derroteo bastante habitual de los contingentes
inmigratorios, muy particularmente, de origen italiano, como así de los
afrodescendientes como Mendizábal, Santa
Cruz, Ocampo, Cazón, entre tantos. La mayoría de ellos de formación autodidacta.
No muchos traspasarán el siglo XX no más allá de las primeras décadas, perdiéndose
de ver sus obras instaladas en la época de oro del ’40 en incontables orquestas
e innumerables bailes.
La concentración en el proceso de tenencia de la tierra por
parte de sectores originarios hará, en muchos, casos inviable la promesa que
decían los carteles y propaganda con el que se alentaba a migrar a grandes
extensiones, inmejorables climas, trabajo y producción aseguradas con solo
aportar sus elementos de labranza. La realidad, en tanto se acercaban los
tiempos del Centenario la tendencia se convertía en opuesta. Grandes
contingentes de inmigrantes desembarcaban en nuestros puertos pero la
posibilidad que el país cumpliera sus promesas se convertía en más lejana, más cuando el proceso de industrialización era lento. De
tal manera toman forma inquilinatos y conventillos en la periferia o rodeando
las fuentes de trabajo como en el puerto o centros fabriles forma que adquirirá
el asentamiento bajo formas de hacinamiento, proletarización forzosa y el desplazamiento del sistema
productivo.
De la fusión musical de gauchos, negros e inmigrantes, como
de otros ritmos, irá tomando una forma expresiva que los nucleará tanto compartiendo sus cuitas y añoranzas como en las alegrías y
buenos momentos. Estos hermanan en compases no solo para ser escuchados sino
disfrutados y bailados en patios, peringundines,
salas de baile y casas de tolerancia
–como llamaba Francisco Canaro a las casas de citas-.
Invitamos a una recorrida sobre la producción musical de
veinticinco exponentes de los orígenes del tango. Las obras mencionadas son aquellas que tuvieron mayor difusión y aceptación. Los enlaces resaltados permiten
acceder a una versión de la mismas. De lo disponible en internet, fruto de los aportes de numerosos e imprescindibles conservacionistas del arte popular colocando a disposición las obras de compositores, poetas y músicos para la investigación y la difusión, hemos
privilegiado aquellas realizadas por sus autores o las más antiguas como así de diferentes conjuntos e intérpretes a los fines de ampliar el espectro de versiones y a modo de
recuperar, también, la interpretación de época como manera de contribuir al conocimiento, la valoración histórica y la difusión de nuestra música ciudadana. En otros elegimos, como los casos de Emancipación, en la versión de Osvaldo
Pugliese o el de Ojos Negros por la orquesta de Astor Piazzolla, donde los arreglos y orquestaciones aportaron a avances instrumentales que
influyeron no solo a través de su autor original sino, también, en la
reinterpretación de la obra según los nuevos tiempos.
Rosendo Mendizábal
(Buenos Aires, 1868-1913)
Don José María,
Z Club,
Don Padilla.
Ángel Villoldo (Buenos
Aires 1868-1919)
Carlos Posadas (Buenos
Aires, 1874-1918)
Alfredo Antonio
Bevilacqua (Buenos Aires, 1974-1942)
Primera Junta
José Luis Roncallo
(Buenos Aires 1875-1954)
El
rosario,
La cachiporra.
Enrique Saborido
(Montevideo, Uruguay, 1876-Buenos Aires 1941)
Papas fritas
Alfredo Eusebio Gobbi
(Paysandú, Uruguay,1877-Buenos Aires 1938)
El sanducero,
El tigre,
Bajale la
mano al negro,
En qué topa que no dentra,
Tocá fierro
Manuel O. Campoamor
(Montevideo, Uruguay, 1877-Buenos Aires 1938) Sargento Cabral,
En el séptimo cielo,
Juan Pacho Maglio, (Buenos Aires, 1880-1931)
Tango Argentino
Luis Tesseire (Buenos
Aires, 1883-1960)
La
Nación,
Muy de la plataforma,
El rubito
Roberto Firpo (Las
Flores, Buenos Aires, 1884-Buenos Aires, 1969)
Domingo Santa Cruz
(Buenos Aires, 1884-1931)
Pirovano
Ernesto Pibe Ponzio (Buenos Aires, 1885-1934)
Prudencio El Johnny Aragón (Buenos Aires, 1886-1964)
El piñerista,
Manuel Aróstegui
(Buenos Aires 1888-1938)
El granuja.
Vicente Greco (Buenos
Aires, 1888-1924)
Popoff.
Juan Carlos Gordo Mamadera Bazán (Buenos Aires, 1888-1936)
La timba.
Francisco Pirincho Canaro (San José, Uruguay, 1888-Buenos
Aires 1965)
El
alacrán,
Augusto Pedro Berto
(Bahía Blanca, Buenos Aires, 1889-Buenos Aires 1953)
Azucena.
José Gallego Martínez (Buenos Aires, 1890-1939)
Canaro,
Arturo Vicente de
Bassi (Buenos Aires, 1890-1956)
Manón,
El romántico,
Eduardo Arolas (Buenos
Aires 1892-París 1924)
Higinio Cazón (Buenos Aires 1866-Balcarce, Buenos
Aires 1914)
Payador negro,
Víctor Ocampo
(Montevideo, Uruguay, 1881-1961)
Te amo con delirio
Agustín Bardi
(Buenos Aires 1884-1941)