Los orígenes de la
orquesta típica
Por Luis Adolfo Sierra (*)
Orquesta Francisco Canaro |
Orquesta Roberto Firpo |
Inversamente a la tendencia ya referida de aumentar el
número de instrumentistas de las orquestas típicas, propiciada por Roberto Firpo, Francisco Canaro y posteriormente Francisco Lomuto, tuvieron lugar por entonces las primeras
experiencias para el lucimiento de los ejecutantes solistas del tango, cuyas
aptitudes y capacidad técnica denotaba un alto nivel de superación.
La favorable acogida con que el público recibió este primer
intento de ejecución del tango con un sentido musical totalmente liberado de
las exigencas del ritmo esencialmente bailable, y realizado por instrumentistas
calificados, culminó con el requerimiento de que fueran objeto Enrique Delfino, Osvaldo Fresedo y Tito Roccatagliata para trasladarse a Estados
Unidos ventajosamente contratados por una empresa de discos interesada en la
difusión de un repertorio de tangos ejecutados por músicos argentinos.
El lugar de Enrique Delfino en el dúo con Ferrazzano lo ocupó Carlos Vicente Geroni
Flores, autor de tangos memorables como La cautiva y Melenita de oro,
pianista de definida personalidad y director de conjuntos muy celebrados. La
calidad de la labor conjunta desarrollada por Ferrazzano y Flores quedó en el
recuerdo de algunas versiones fonográficas de muy estimable valor artístico.
En Estados Unidos, Delfino, Fresedo y Roccatagliata
cumplieron exitosamente su compromiso realizando una serie de grabaciones que
aparecieron con el rótulo de Orquesta Típica Select. Se trataba
de un quinteto integrado por los tres músicos ya mencionados, con el agregado
del violinista Alberto Infante (que incursionó posteriormente en la
cinematografía norteamericana con el seudónimo de Don Mayo) y el violoncellista
Herman Meyer.
Meses después, reintegrados al país Delfino, Fresedo y
Roccatagliata, prosiguieron en Buenos Aires la experiencia de su reciente viaje
al exterior, formando –con la incorporación de Ferrazzano- el Cuarteto de Maestros. A poco de
constituirse, surgieron desaveniencias entre Enrique Delfino y los demás
componentes del mismo, formándose, como consecuencia, dos cuartetos de maestros. Fresedo, Roccatagliata y Ferrazzano requirieron
la colaboración del pianista Juan Carlos Cobián, en tanto Delfino contó con el
concurso de los violinistas Julio De
Caro y Manlio Francia y el cieguito
Remondini, bandoneonista de excepcional dominio del instrumento, radicado en
París desde hace muchos años.
Estas experiencias de pequeños conjuntos integrados por
notables ejecutante, constituyeron acabada prueba de que el tango contaba ya
con músicos de grandes condiciones profesionales.
Pero conviene destacar que tanto las grandes orquestas
constituidas para actuar en los bailes de Carnavales y la referida ampliación
de los conjuntos que intervenían en los concursos de tangos, como las pequeñas
agrupaciones de solistas, fueron excepciones. No alteraron la integración
clásica de los sextetos típicos, cuyo ciclo –formalmente iniciado en 1918-
habría de culminar recién alrededor de 1935. De manera, pues, que durante todo
ese período el proceso de transformación estaba esencialmente referido a las
distintas concepciones y estilos diversos, dentro de la invariable combinación
instrumental del sexteto.
(*) Nació el 23/01/1917 en París
(Francia) y falleció el 7 de diciembre de 1997 en Buenos Aires. Fue abogado,
músico, escritor y crítico de tango. El texto seleccionado corresponde a su
obra: Tango e Historia de la orquesta típica.