jueves, 12 de febrero de 2015

Mariano Mores, un populismo creador e innovador


Mores, un proveedor de títulos internacionales
Por Cátulo Castillo (*)

Cuando Mariano Mores (Buenos Aires, 18 de febrero de 1918), entonces Marianito, ingresó en el mundo del arte popular allá por los años 30, lo hizo con títulos especialísimos, a través de una personalidad adolescente, dotada de facultades pianísticas realmente sorprendentes. Compositor, instrumentista, cantante, arreglador, su polifacética actividad artística se vigorizó con la impronta con que realizaba creaciones realmente espectaculares, junto a las entonces hermanitas Mores. Y así, el día en que Francisco Canaro lo descubre e instala como parte constitutiva de su orquesta, junto a Luis Ricardi, el otro pianista, las puertas de la popularidad y la fortuna se abren para quien apenas había traspasado los veinte esperanzados años. Ya entonces era alguien, con la preponderancia de su impulso y de su talento creador. Pronto emerge con páginas memorables. Ya no se trataba del ejecutante espectacular que desbordaba a su instrumento sino del autor de obras que trascienden fronteras hasta convertirlo en un excepcional proveedor de títulos internacionales, con la colaboración de poetas de la talla de Santos Discépolo u Homero Manzi.

Su capacidad orquestal, realmente sorprendente por lo intuitiva, le permitió el abordaje a instituciones instrumentales de contextura clásica en el orden sinfónico en memorables audiciones de carácter popular que contaron con admiradores y detractores de sus posibilidades profesionales. Mariano Mores es, a su modo, un importante aporte sanguíneo a las corrientes innovadoras cuyo vuelo conceptual se vuelca no solamente sobre la contextura formal de la composición sino también para un tratamiento de la orquesta, lleno de elegancia y colorido que, en algunos casos, y dentro de las limitaciones naturales, alcanzó un vuelo pucciniano.

(*) Buenos Aires, 1906-1975, poeta y compositor de tangos

Obras de su autoría: (cliquear sobre el título)


Gricel
Uno,